La demanda y oferta de objetos o experiencias insólitas es una realidad: hay mercado. Pero ante la saturación del mercado turístico los productores de experiencias turísticas emplean todas las estrategias y recursos disponibles para captar la atención en el público, generando así interés y la posterior transacción. Ante un “océano rojo” parece justificado hacer uso de estrategias y recursos de forma indiscriminada. Pero ¿qué ocurre cuando se interpretan o comercializan atributos asociados al sufrimiento? ¿qué sucede cuando la experiencia turística ofrecida se centra en la muerte? El tratamiento de este nuevo patrimonio cultural específico (oscuro) y su empleo como recurso para diseñar o comercializar experiencias turísticas es un reto que se nos plantea al sector patrimonial.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados