En el complejo expositivo del siglo XIX, hubo un tipo de exhibición —ya fuera exposición o espectáculo— vinculado al relato de viaje: éste fue su punto de partida y justificación. Este artículo aborda cómo el vínculo entre el relato de viaje y los mecanismos de exhibición generaron actitudes textuales, discursos sobre la otredad y nociones sobre las culturas precolombinas en la imaginación histórica que favorecieron la recepción en Inglaterra del caso de Máximo y Bartola, dos niños con microcefalia que fueron exhibidos como los últimos descendientes de una raza desparecida de “aztecas”.
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