En el relato uitoto de la creación, Juttíñamui encuentra la inspiración hacedora en el Rafue, que es el momento apoteósico en que consigue concentrar toda su fuerza invocadora. De ese modo logra soñar el mundo, y el mundo es creado y se manifiesta. Márcio Souza, resumiendo encuentros con varios chamanes amazónicos, caracteriza al mito como un gran sueño colectivo. Joseph Campbell, el muy conocido mitólogo jungiano, encuentra que las religiones, las filosofías, las artes y las formas sociales del hombre emanan del anillo mágico del mito.
Como dicen los Vedas, recuerda él, “La verdad es una, los sabios hablan de ella con muchos nombres” (Campbell, 2013). Sor Juana Inés de la Cruz, en su ensayo-poema “Primero Sueño”, seguramente el primer estudio experimental de esa maravillosa y aún desconocida región, muestra al sueño como un pasadizo hacia la conciencia profunda, en cuyo tránsito solo alcanzamos a darnos cuenta de que nos aproximamos, pero únicamente nos cercioramos de la experiencia despuésde que esta ha pasado.
Después de varios siglos nos seguimos alimentando de la sustancia extremadamente rica que hay en el título mismo del poema, y que contiene las claves de su lectura. De una manera deslumbrante la mejicana recurre a la ambigüedad léxica para saltar de un significado primario a un sentido trascendente cuando usa el término “primero”. ¿Qué es “primero”? ¿Un número ordinal o un adverbio? ¿Qué podemos encontrar siguiendo estas huellas verbales? Con ese ordenamiento de las palabras, Sor Juana Inés logra llevarlas a la cota semántica máxima. En efecto, una primera lectura del título permite encontrar un sustantivo precedido de un ordinal: si se trata de un “Primer sueño”, la posición de quien narra puede ser la de un testigo paradiegético que da cuenta de la experiencia de otro. Sin embargo, otra lectura deja hallar una frase verbal precedida de un adverbio: “Primero (En primer lugar) (yo) sueño”, con lo que la construcción cobra un sentido claramente autodiegético, donde autor y protagonista son el mismo. Para volver a Campbell, el sueño, particularmente el sueño soñado como mito, es la instancia por medio de la cual tomamos conciencia de la conciencia.
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