Resulta interesante examinar la praxis política de los gobernantes de la Ciudad de México que destinan millonarios recursos del erario al financiamiento de obras escultóricas que, a pesar de carecer de cualidades artísticas, emplazan en el espacio público. De ahí que, en la gestión y administración de la estética urbana, los gobernantes adopten una praxis autoritaria, cuando imponen el consumo visual de productos escultóricos sin el consenso de la ciudadanía, el debido proceso de licitación y el dictamen colegiado de los especialistas (urbanistas, historiadores, críticos de arte, artistas). En esta perspectiva, se exponen casos representativos del problema cultural en torno al autoritarismo estético gubernamental, a través de la escultura pública, considerando la evaluación de la crítica de arte y opinión de especialistas culturales.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados