El presente artículo propone analizar algunos de los grupos de artistas más significativos de la explosiva década de los ochenta en Cuba. Dentro de la gran variedad de colectivos que aparecen en este periodo, vamos a centrarnos en aquellos que, con mayor claridad, utilizan la performance como medio fundamental. Este uso de una disciplina efímera y poco convencional reforzará los lazos de unión entre la comunidad de artistas y el pueblo en un momento en el que todavía se veía posible solventar los numerosos fallos del sistema a través de un arte espontáneo y desinteresado. Persiguiendo este objetivo, los artistas mantuvieron firme la esperanza de que algo podía cambiar y, seguros de esta convicción, potenciaron el trabajo colaborativo como no se había visto desde las vanguardias históricas en Cuba. Tras la devastadora crisis económica y de valores de los noventa, la esperanza desaparece. La llegada del nuevo siglo perpetuó la penuria y consiguió dilapidar el otrora espíritu grupal y solidario -no sólo de los artistas- sino de una parte importante de la sociedad. Sin embargo, parece acertado concluir que el tenso contexto político actual anima a sortear la desunión y el individualismo. Las importantes protestas populares contra el gobierno que tuvieron lugar el 11 de julio de 2021, han propiciado que una nutrida representación de creadores, intelectuales y personas ajenas al campo artístico hayan decidido trabajar nuevamente en comunidad.
This article analyzes some of the most significant groups of artists of the exuberant eighties in Cuba. Among the great variety of groups that appeared in this period, we are going to focus on those that, with greater clarity, use performance as a fundamental medium. This use of an ephemeral and unconventional discipline will reinforce the ties between the community of artists and the Cuban people at large, at a time when many still considered it possible to solve the many failures of the system through spontaneous and disinterested art. Pursuing this objective, the artists held firm to the hope that something could change and, sure of this conviction, they promoted collaborative work such as had not been seen since the historical avant-gardes in Cuba. After the devastating economic and social crisis of the 1990s, hope started to disappear. The arrival of the new century perpetuated hardship and managed to squander the former spirit of solidarity - not only among artists - but also among an important part of society. However, it seems correct to conclude that the current tense political context can function as a deterrent of disunity and individualism. The important popular protests against the government that took place on July 11, 2021, have caused a large number of creators, intellectuals and people outside the artistic field to decide to work again in community.
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