Existe, todavía, de manera sorprendente, un debate sobre qué es investigar en arquitectura. Al menos aquí, en el Reino Unido, no debería existir confusión alguna al respecto, ya que la Asociación de Arquitectos (RIBA) establece en su carta fundacional que la razón de ser de su institución es: “Lograr que la arquitectura se desarrolle y promocionar la adquisición del conocimiento propio de las diversas ciencias y artes que la conciernen.” De manera muy significativa, nuestra carta fundacional señala que el desarrollo de la arquitectura está conectado, de forma inextricable, con la adquisición de conocimiento. Cuando confrontamos esta afirmación con la definición de la investigación que hace el departamento estatal correspondiente (RAE): “Investigar debe entenderse como una indagación original con la finalidad de obtener conocimiento y comprensión”, se podría deducir que investigar debería ser el centro de las actividades de las asociaciones de arquitectos (RIBA). Por todo ello, este articulo acepta, de entrada, que la arquitectura es una forma de conocimiento que puede y debe desarrollarse a través de la investigación, y que la buena investigación debe distinguirse por ser una investigación original, significativa y rigurosa. Para sostener este punto de vista, es necesario, ante todo, abandonar tres mitos que perviven hoy en día en las investigaciones sobre arquitectura y que son responsables de su considerable retraso.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados