Este artículo reflexiona sobre las «aldeas», pequeñas estructuras urbanas diseminadas por el territorio rural. Plantea el importante papel que pueden desempeñar en el futuro como gestoras integrales del territorio, así como productoras de paisaje, biodiversidad y alimentos singulares. Asimismo, señala el potencial de las «aldeas» como células vivas en las que descubrir nuestra capacidad de evolución como seres ecológicos. Tras una breve digresión histórica sobre las aldeas, plantea la necesidad de una política de Estado de tal modo que pueda impulsarse una «nueva economía para la aldea», adecuada a las exigencias y oportunidades que se abren en la sociedad contemporánea para estos pequeños núcleos urbanos rurales por naturaleza.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados