El Ejército mexicano a mediados de la década de 1830 era el producto de más de una década de reformas y conflictos internos. No debemos olvidar que entre la consumación de la independencia en 1821 y el estallido de la revuelta texana en 1835, México había padecido más de quince ciclos de pronunciamientos militares, entre los cuales varios de los levantamientos armados, como los de 1828 y 1832, resultaron particularmente violentos. Aunque para 1835 el Ejército mexicano había pasado por varias reformas estructurales importantes, no dejó de ser, por ello, una fuerza dividida que reflejaba las fracturas políticas y sociales de la comunidad a la que pertenecía, y que padecía de la misma inestabilidad que afligía el país en general.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados