Ainara Tomasena Lasa, Nerea Almazán Goicoechea, Elena del Barrio Truchado
La iniciativa Age-Friendly Cities and Communities (AFCC) lanzada por la OMS en 2005 tiene como objetivo general llevar a la práctica en lo local el paradigma del Envejecimiento Activo (WHO, 2002; del Barrio, Marsillas y Sancho, 2018). El desarrollo de ciudades y comunidades adaptadas a las necesidades de las personas mayores se ha convertido en un importante ámbito de trabajo en los campos de la salud, el envejecimiento y las políticas públicas. Las AFCC son impulsadas desde el aumento de la participación de la ciudadanía y el compromiso democrático de las personas mayores en la ciudad (Moulaert and Garon, 2016). Una comunidad amigable se caracteriza por los procesos de gobernabilidad adoptados para definirla y construirla (Lui et al., 2009). De esta forma, las personas mayores no sólo son las beneficiarias de estas comunidades, sino que también tienen un papel clave que desempeñar en la definición y promoción de sus rasgos distintivos. Traducido a la práctica, esto implica el fomento de la participación de abajo hacia arriba con la implicación de las personas mayores desde la expresión de sus preocupaciones hasta la definición de las características de los servicios y recursos necesarios para una ciudad amigable (Lui et al., 2009). El movimiento de amigabilidad favorece, de esta forma, el avance del concepto de envejecimiento activo al de ciudadanía activa, que se integra en el principio de igualdad entre las personas con independencia del género, la edad y la necesidad de apoyos (del Barrio et al., 2020).
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