Las fronteras de los Estados se han visto tensionadas como consecuencia del surgimiento de nuevos fenómenos globales. La única alternativa que se visualiza es cerrar las fronteras y resguardar el territorio. Esta lógica ha puesto en debate no sólo el fenómeno de la migración que se ha visto afectada por estas medidas, sino el papel que ha tenido el Estado en este proceso. Las posturas de Europa y Norteamérica (EEUU) se replican en América Latina, como es el caso de Chile, bajo el establecimiento de políticas públicas fronterizas que esconden un fin mayor: crear barreras “intangibles” con sus países vecinos.
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