A casi nadie le gustaría saber que ha diseñado o construido algo que pudiera calificarse como cursi o kitsch, ya que tradicionalmente es asociado con el mal gusto, con la falsedad de la apariencia y hasta con la malignidad del alma, razón por la cual parecería lógico suponer el agravio que nos podría producir que calificaran el producto de nuestra "artística" labor con semejante categoría.
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados