El texto se pregunta por las posibles funciones de la imaginación en el ámbito ético-político y argumenta a favor del fomento pedagógico de dos formas de imaginación distintas, aunque fuertemente relacionadas: la imaginación comprensiva, que implica desarrollar «un modo de pensar amplio», como lo caracteriza Hannah Arendt, y la imaginación compasiva, que supone una potenciación no solo de los aspectos cognitivos de esta facultad, sino también de los afectivos y empáticos, como subraya Martin Hoffman. Finalmente, se repasan varios autores y tradiciones pedagógicas que han impulsado alguna de esas formas de imaginación o, aún mejor, la combinación de ambas. Hablamos de entrenamientos educativos que tienen como objetivo ensanchar la mente y cultivar la humanidad, que ayuden a formar ciudadanos críticos y comprometidos con la búsqueda de formas más justas y equitativas de convivencia.
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