Eldorado universitario norteamericano no ha cesado de fascinar a las elites mundiales, deslumbradas por los centros ricamente dotados, los rutilantes campus y las bibliotecas saturadas de obras. Aunque durante la posguerra se produjo cierta democratización de la enseñanza superior, el sistema universitario se ha acomodado siempre a centenares de instituciones mal dotadas y poco buscadas, salvo por los estudiantes pobres alejados de las facultades de elite. Este modelo, en el que la “diversidad” sustituye a la igualdad, ¿es el que tienta a Europa, en particular a Francia desde la llegada de Nicolas Sarkozy al Elíseo?
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