Desde el punto de vista occidental, la pintura no empezará en Australia hasta la llegada a Sydney del pintor inglés John Lewin en 1800. Pero a pesar de su juventud no faltan en el arte australiano características específicas y peculiares vinculadas al sentimiento de su existencia como nación y a su propia y particular idiosincrasia. Y en la vía hacia el propio descubrimiento los pintores de la Escuela de Heidelberg ocupan un lugar de primera magnitud en ese fin de siglo que, al igual que en Europa, también fue espléndido en Australia.
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