Irán, Chile, Nicaragua… Desde los años cincuenta, las guerras “sucias” llevadas a cabo por la Central Intelligence Agence (CIA) han hecho mucho ruido y cuando se han destapado han producido escándalos en Estados Unidos. El presidente Ronald Reagan, creando la Fundación Nacional para la Democracia, dotó a Washington de una herramienta menos visible y sobre todo menos controvertida que la CIA. Pero su objetivo es el mismo: desestabilizar, financiando a sus opositores, los gobiernos no amigos.
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