Imposible para los candidatos a la presidencia francesa, sea cual sea su adscripción, ignorar la cuestión social. Los datos oficiales sobre el paro contradicen las declaraciones triunfales del gobierno (de donde proviene uno de los candidatos), aunque no van a ser publicados antes del periodo electoral. Y los planes de supresión de empleos, a los que se les llama abusivamente “planes sociales”, se multiplican, como ocurre en el grupo franco-americano Alcatel-Lucent o en el grupo aeronáutico Airbus. Sin hablar de los empleados de las subcontratas…Asalariados a los que les gustaría trabajar más. De hecho, con la flexibilidad, el infrapago de las horas extraordinarias, la marcha atrás en lo referente a la edad de jubilación (aumentando el número de anualidades necesarias), los asalariados van a trabajar más y van a ganar menos, cuando Francia es ya un país de salarios bajos. No obstante, Francia no tiene la exclusividad de esta situación insostenible y peligrosa económicamente: se pueden contar dieciséis millones de salarios bajos en la Unión Europea. Curiosa manera de defender el “valor trabajo”.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados