Las Vírgenes Negras son un tipo de imágenes que siguen contando hoy con gran devoción. Se trata de esculturas o pinturas donde María tiene la piel negra o de color oscuro, bien porque se hicieron ex professo en ese color, bien porque con el paso del tiempo se oscurecieron lo que les dotaba de un halo de antigüedad que hizo que se pensaran que estaban hechas por San Lucas. Sea como fuere, desde finales del siglo XI al siglo XIII podemos documentar un auge de este tipo de imágenes, que está muy vinculados a los numerosos comentarios sobre el Cantar de los Cantares que hizo San Bernardo de Claraval, donde se habla de “morenota soy, y linda” en un tono afectivo que ha sido ampliamente debatido por la investigación. En realidad, esta tradición de imágenes negras se remonta a época antigua, donde tenemos documentadas prestigiosas esculturas de culto vinculadas a lo femenino creadas en materiales oscurecidos, que potenciaban la idea de fertilidad; o incluso eran en sí mismas meteoritos o piedras caídas del cielo (cratofanías). En todas estas imágenes antiguas y medievales existen elementos en común, como su culto en lugares de difícil acceso o vinculados a grutas, robles o ríos que tenían un carácter sagrado desde tiempo ancestral. A través de este estudio, haremos un recorrido por este tipo de devoción profundizando en el impacto que tuvo del Cantar de los Cantares y San Bernardo de Claraval en la difusión de este culto que incentivaba de nuevo la adoración por la figura de la madre o la significación de los propios monjes como madres.
The Black Madonnas are a type of image that has great devotion. These are sculptures or paintings where Maria has black or dark skin. The reason is that they were made on purpose in that colour, or because over time, they darkened, which caused them to be attributed to Saint Luke. From the end of the 11th to the 13th century, we can document an increase in this type of imagery. It is related to the numerous comments on the Song of Songs by Saint Bernard of Clairvaux, where he speaks of "I am brown, and beautiful" in an affective tone the research has widely debated. This tradition of black images dates back to ancient times, where we have documented prestigious cult sculptures linked to the feminine. They were created in darkened materials, which enhanced the idea of fertility, or they were even in themselves meteorites or stones fallen from the sky (cratophanies). There are elements in common in all these ancient and medieval images, such as their worship in places of difficult access or linked to caves, oaks or rivers that had a sacred character since ancient times. Through this study, we will take a tour of this type of devotion, delving into the impact that the Song of Songs and Saint Bernard of Clairvaux had on the dissemination of this cult that once again encouraged adoration for the figure of the mother, the revaluation of the female figure or the significance of the monks of the order of Cistercian as mothers.
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