Descubierto en los primeros años 2000, el petróleo de Sato Tomé y Príncipe, pequeño archipiélago del Golfo de Guinea, ha comenzado a despertar la avaricia del poderoso vecino nigeriano y de las sociedades norteamericanas. El presidente Fradique de Menezes, reelegido el pasado 31 de julio, se enfrenta a una clase política crítica y a la impaciencia de la población que reclama su parte del tesoro petrolero.
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