Las propuestas disruptivas, tanto tecnológicas como organizacionales, pueden ser buenas aliadas para los cambios que necesitan nuestras Administraciones. Personas decisoras y directivas han de trabajar en un contexto de virtualización, desde posiciones éticas y alianzas, para ganar confianza institucional ante la ciudadanía. La ecología de la dirección pública será un acelerador de las transformaciones del horizonte 2030.
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