Entre los viajes andaluces, que después de 1495 obtuvieron el permiso para continuar las exploraciones del Nuevo Mundo, destaca el primero protagonizado por Alonso de Ojeda. El joven, fuerte y valiente, había participado en el segundo viaje de Cristóbal Colón y estaba ansioso por realizar grandes hazañas y conseguir fama y riqueza. Gracias a su experiencia y cualificados compañeros, como Juan de la Cosa y Américo Vespucio, navegó varias veces por las costas de Venezuela y descubrió el golfo de Maracaibo. Regresó a las tierras descubiertas en busca de fortuna y tesoros, fundando el primer asentamiento permanente en Tierra Firme.
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