Las políticas de vivienda, explícitas e implícitas, han sido y son desastrosas para la clase trabajadora, para la especie y para la biosfera, como señalan otros artículos de este Plural. Aquí voy a abordar cómo se satisface actualmente la necesidad de un espacio donde desarrollar la vida, partiendo de lo que he visto en estos años de trabajo en la PAH. Desde este punto de vista, las situaciones de la gente trabajadora son muy diversas. En líneas generales, con muy pocas excepciones, son peores cuanto peor es (o era) su situación económica, algo esperable cuando se trata la vivienda como mercancía y no como derecho.
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