Alain Vancauwenberghe, Franck Mazoyer
Ignorada por la mayoría de la gente, fomentada por los nazis, censurada por los ingleses, la mayor tragedia marítima de la historia –el naufragio del barco Cap Arcona y de otros tres buques, bombardeados y ametrallados por la Royal Air Force británica en la bahía de Lübeck, en el mar Báltico, el 3 de mayo de 1945– debía servir, en los últimos días de la II Guerra Mundial, para borrar las huellas de las atrocidades cometidas en los campos de concentración. En pocos minutos, más de 7.500 deportados encontraron allí la muerte.
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