Las balas no consiguieron apagar la lucha de Berta Cáceres, defensora del ambiente y el territorio. Su hija, Berta Zúñiga, tomó la estafeta y su voz ahora se escucha fuerte en los ámbitos de defensa de los bienes naturales del territorio lenca, sobre todo cuando se trata de procurar que el asesinato de su madre no quede impune. Cinco años después del crimen, un juez declaró culpable a uno de los autores intelectuales del hecho, pero aún queda camino por recorrer para que se haga justicia realmente, para que se materialicen los sueños que hoy tiene la mujer que heredó, incluso, el nombre de Berta.
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