Son numerosos los textos evangélicos en los que Jesús pide a sus discípulos que vivan según unos principios éticos exigentes. En muchos de ellos también se habla de recompensa. Seguir a Jesús no es fácil, implica renuncias, pero ninguno de sus seguidores quedará sin premio. Sin embargo, otros textos presentan la imagen de un Dios sorprendente y generoso, que excede los límites de lo que entendemos por mérito o recompensa: la parábola del dueño de la viña, los dichos de Jesús sobre los niños y los pequeños y sus gestos, y el episodio en el Templo en el que Jesús descubre a una viuda pobre dando limosna.
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