La Federación Rusa desplegó en las fronteras de Ucrania una concentración numerosa de fuerzas militares de alta disponibilidad, dotadas de equipamiento moderno, con experiencia de combate y respaldadas por sólidas doctrinas operativas. A la formidable maquinaria militar convencional se añadía su superioridad en los dominios informativo, espacial y cibernético. Dos meses después de la invasión, y contra todo pronóstico, el presunto poder militar ruso se ha visto incapaz de arrollar a las fuerzas ucranianas que se han defendido con determinación y aprovechado la asistencia militar que han recibido. En lo que ahora se prevé que va a ser un conflicto de larga duración, las primeras lecciones muestran que en Occidente se había sobreestimado la capacidad militar de Rusia, que sus debilidades exceden a sus virtudes y que sólo las armas nucleares sustentan su capacidad de disuasión.
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