"Con los ojos llenos de lágrimas, volvía la cabeza para contemplarlos, y vió las puertas abiertas y los postigos sin candados.. suspiró el Cid". Así comienza "El Cantar del Mío Cid", texto anónimo que inmortaliza la figura de don Rodrigo Díaz de Vivar en su destierro. Leyenda y realidad se entretejen en unos pergaminos, cuya autoría y orígenes continúan siendo un misterio...
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