En 1935, el diario El Comercio de Quito inició un plan de modernización por el cual pasó a convertirse en un periódico-empresa. En ese proceso de cambio se instituyó la Jefatura de Redacción, como un espacio diferenciado del resto del impreso, donde se reunían los intelectuales que producían opinión en el diario. El artículo expone la creación de dicha Jefatura y las transformaciones que registró durante su primera década de existencia, así como también el perfil del Jefe de Redacción, Isaac J. Barrera, cuyas actividades editoriales, dentro y fuera del diario, lo destacaron como un intelectual de transición, con prácticas culturales específicas, que se vinculó a redes intelectuales transnacionales, mediante las cuales participó en la consolidación de un mercado cultural tanto nacional como latinoamericano.
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