Algunos de los hombres más poderosos del Imperio romano en el siglo VI, hombres como los emperadores Justino I, Justiniano I y los generales Belisario y Narsés, tuvieron todos algo en común: pasaron parte de sus carreras sirviendo como guardias imperiales. Los guardias habían jugado un papel principal en el Estado romano y las cosas no eran diferentes en el final de la Antigüedad. En el otro extremo del espectro, los conocidos como bucellarii se convirtieron en parte fundamental de muchos de los ejércitos de campaña, particularmente en Occidente. Estos distintos tipos de guardias, tanto aquellos de alto rango capaces de aspirar a la púrpura como los soldados privados de acaudalados generales, desempeñaron un importante papel en la guerra y en los asuntos internos durante el siglo VI.
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