La organización del Ejército romano en el siglo VI era, fundamentalmente, la misma del siglo IV. Esta estructura era el resultado de las reformas de Constantino I (306-337) y Teodosio I el Grande (379-395). Dicha estructura básica comprendía la guardia imperial, unidades especiales destinadas en la capital (vigiles, urbaniciani), ejércitos de campo, ejércitos de frontera, federados, aliados, la armada (en el siglo VI la flota imperial estaba estacionada en Constantinopla) y fuerzas paramilitares (facciones del circo incluidas). Con la excepción de la caída del Imperio romano occidental, los cambios restantes que tuvieron lugar desde entonces fueron principalmente estéticos. Las únicas alteraciones significativas fueron la inclusión de los foederati y los bucellarii (quienes juraban lealtad tanto a su empleador como al emperador) en la estructura regular del Ejército, y la incorporación de los exubitores a la guardia imperial, hacia finales del siglo V.
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