El objetivo de este artículo es dar nueva luz sobre la creencia en la ciudad de los Césares, interpretándola no como una leyenda colonial, como ha hecho la historiografía hasta ahora, sino como una realidad totalmente factible para sus contemporáneos. Tomamos el caso del jesuita Mascardi, que buscó a los Césares saliendo desde el colegio de Castro, provincia de Chiloé, en 1670. Considerando la documentación generada por él y por las autoridades contemporáneas, y añadiendo dos cartas hasta ahora no contempladas, nos alejamos de la clásica interpretación de Mascardi como un crédulo ingenuo para mirarlo en el contexto de la orden jesuita, de las autoridades y vecinos de Chiloé, y del virrey del Perú: todos creían inminente el hallazgo de la cristiandad perdida en la Patagonia.
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