Es lugar común en las ciencias sociales peruanas apelar a la "herencia colonial" para explicar la raíz de nuestros males sociales. Nadie con un mínimo de lucidez y sensibilidad frente al medio que nos rodea podría rechazar categóricamente tal afirmación. Casi dos siglos hace que el Perú rompió con España, pero la herida de la conquista todavía supura. Pues en nuestro país (y al margen de los notables avances de la era postvelasquista), lo cholo, lo indio, lo quechua, lo oscuro y lo que no es, lingüísticamente hablando, "castellano", sigue siendo despreciado.
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