Un territorio como el de la región de Huamanga es hasta ahora difícil de comunicarse con vías adecuadas; imaginemos entonces los esfuerzos invertidos por quienes, tiempo atrás, disponiendo únicamente de piaras de mulas, recorrían "los fragosos caminos" de Ayacucho, desde los cálidos y enfermizos valles costeños hasta las punas y los templados valles interandinos, y aun a las siempre temidas zonas "de montaña", es decir las yungas cocaleras.
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