Albert Macaya, Eloïsa Valero Antón
Las nuevas formas de arte participativo y comunitario pretenden desarrollar el potencial del arte como herramienta para la justicia social. En este artículo, repasamos algunas referencias destacadas en el devenir histórico de las artes comunitarias y participativas. Este tipo de iniciativas están conociendo una interesante traslación al ámbito de la educación formal, como vehículo de consciencia social entre los más jóvenes. La repercusión real de este tipo de propuestas, sin embargo, ha sido objeto, en los últimos años, de sugerentes controversias. ¿Debemos definir indicadores objetivos para validar con mayor rigor estadístico qué impacto social tiene realmente el arte en contextos sociales, más allá de las promesas bienintencionadas de artistas, comisarios o agentes culturales? ¿O es preferible, por contra, optar por estudiar casos específicos con una mirada cercana, en la tradición interpretativa? La experiencia que proponemos como caso de estudio es analizada, en el presente artículo, desde la segunda opción, la que privilegia la voz de los participantes y se propone dar cuenta de su experiencia vivida. La investigación proporciona evidencias de que los participantes desarrollaron las posibilidades de las formas de arte participativo, y de que la experiencia contribuyó de modo significativo a su reflexión sobre problemas asociados a un colectivo humano determinado, y sobre actitudes como la empatía, la solidaridad y el compromiso.
New forms of participatory art and community based art seek to develop the possibilities of art as a tool for social justice. In this paper, we will summarize some aspects of the historical evolution of community and participatory arts. These kind of experiences are also being transferred to the field of school education, as a vehicle for social engagement among young people. However, the real impact of such art forms has been the subject of interesting controversies. Should we define objective indicators and engage in statistic studies, in order to accurately assess the actual impact of art in social contexts, beyond the well-intentioned promises of artists, curators or policy makers? Or would be a better option to choose a specific-case approach, based on a close look, in the interpretive tradition? The experience that we summarize in this paper as a case study is analyzed from the second perspective. Our aim is to privilege the voice of the participants in order to elicit, to some extent, their lived experience. The research provides evidences that the participants understood the possibilities of participatory art forms. The experience seems to have contributed significantly to the participant’s reflection about the problems of a specific group or community, and to the development of attitudes such as empathy, solidarity and social engagement.
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