Josep M. Basart, Mireia Farrús i Cabeceran, Montse Sierra
Tradicionalmente, el desarrollo de la dimensión ética ha sido planteado como algo que, desde alguna autoridad exterior, puede ser implantado en todo ser humano. Si bien en buena medida parece ser así, con ello se olvida que su pleno desarrollo pasa también por el conocimiento de uno mismo que llega a lograr el sujeto. La actitud ética no es algo que dependa simplemente de la adquisición de una determinada información técnica relativa a cómo valorar, decidir y actuar. Plantearemos aquí que la atención consciente no tan solo es deseable para la existencia, sino que puede considerarse que es una condición necesaria para una vida ética auténtica.
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