Resumen de Teresa. Amor mío. Julia Kristeva Paso de Barca, Barcelona, 2015, 640 pp.
Paralelamente, en la misma década de los años 90, Kristeva busca destacar el resorte singular de trayectorias femeninas particulares. ¿Qué nos enseñan acerca de la forma de ser de ciertas mujeres, tomadas cada una en su singularidad y no en el efecto «masificador» (Cet incroyable besoin de croire, 82) de un determinado feminismo del cual Kristeva se ha distanciado desde hace tiempo? O, en otros términos, ¿cómo analizar su «genio» propio? Pero poco a poco la «satisfacción oral» proporcionada por la eucaristía y la identificación al Hijo sufriente (indisociable sin embargo del Padre) apaciguan este (sado)masoquismo destructor antes de que la escritura permita su elaboración psíquica y su vuelco. Marguerite Duras me salvó: no llegué a terminar mi tesis sobre ella porque, a fuerza de pensar, me deprimía aún más, pero publiqué un librito, Duras ou l'apocalypse blanche, en Editions Zone» (24). Ahí se halla otro lema contemporáneo que cruza y nutre la investigación acerca de la obra teresiana: la fe necesita ser analizada en una época en la que la civilización se ve doblemente desfigurada, por la cultura catódica embrutecedora y por la nueva barbarie de las «human bombs» de los fanáticos fundamentalistas. ¿Por qué es tan importante Teresa en este contexto?
