Anatomía de la memoria, del mexicano Eduardo Ruiz Sosa (Culiacán, 1983), juega con estas categorías desde una perspectiva muy peculiar, pues, situado en un presente también convulso, recupera un episodio de la realidad de su país datado en la década de los setenta del pasado siglo, entre 1971 y 1974, para recomponer una trayectoria real, aunque algo olvidada por la historia oficial: la que siguió el movimiento de los Enfermos de la Universidad de Sinaloa, un grupo armado de estudiantes entregados a la acción directa y violenta contra el poder establecido, cuya meta era instaurar un nuevo estado revolucionario. Sin embargo, Anatomía de la memoria no se sustenta en una reconstrucción al uso. Las figuras en el espejo que son los Enfermos, en realidad albergan formas fantasmales, duplicidades que en el fondo son una especie de evidencia de la melancolía, relacionada con la pérdida de la imagen y de la identidad, esas cuestiones fundamentales de la literatura contemporánea.
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