Ciudad Real, España
Un sistema económico basado en la producción de bienes y servicios bajo las pautas de “extraer-producir-comprar-usar-tirar” conlleva un uso intensivo de recursos naturales, así como una elevada presión sobre el medio ambiente con impactos negativos por la enorme generación de residuos, gases de efecto invernadero, contaminación de suelos y agua, etc. Ese modelo lineal se agrava a su vez con hábitos de consumo de “moda rápida” que no agotan el ciclo de vida útil de los productos (como ocurre, por ejemplo, en el caso de la ropa o en el de los dispositivos electrónicos).
Para dar respuesta a esta situación, la alternativa de la economía circular pretende impulsar un nuevo modelo de producción y consumo en el que el valor de recursos, materiales y productos se mantenga en la economía durante el mayor tiempo posible, en el que se reduzca la generación de residuos y en el que se aprovechen al máximo aquellos que no se puedan evitar. La transición requiere rediseños de productos y procesos productivos vinculados a la prevención de residuos y a la preparación para su reutilización y reciclado, así como sistemas de etiquetado capaces de demostrar la huella ambiental, ya que la información que se haga llegar al consumidor será esencial en el apoyo al modelo de economía circular.
Pero, además de aproximarnos al marco teórico, consideramos importante conocer qué estrategias y qué medidas concretas pretenden poner en marcha España y otros países de nuestro entorno, como es el caso de Francia, para lograr una economía más sostenible, descarbonizada y eficiente en el uso de los recursos; para establecer la mejora ambiental en el diseño de productos y servicios con el fin de reducir la generación de residuos; y para trasladar de forma clara y eficaz toda esa información al consumidor.
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