La persistencia del uso de categorías raciales no es tanto un indicio de su validez como de su continuada presencia (y la de sus efectos) en la vida colectiva de nuestras sociedades. De hecho, las manifestaciones sociales del racismo, desde las más brutales a las más sutiles, están basadas en rasgos propios del proceso de construcción social de la idea de "raza", que fija y clasifica a los grupos humanos en portadores de supuestas identidades persistentes y transmisibles. En este artículo pasamos revista a las diversas variables que inciden en el mantenimiento de la idea de que la diferencia es el marco que justifica la discriminación y posibilita la desigualdad.
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