Angel González, Juan L. Benito
La pobreza constituye por sí sola un riesgo para la salud. Los hijos de padres pobres o sociedades pobres en recursos económicos tienen más problemas de salud, mayor morbilidad y mayor mortalidad que los niños que viven en familias o sociedades no pobres. Para los niños pobres los servicios de salud, sociales o educativos no existen; reciben peor alimentación, insuficiente o mal equilibrada con efectos en su crecimiento y el padecimiento de enfermedades carenciales. Dicho de otro modo, los niños pobres pagan por su pobreza un alto precio en salud y en posibilidades de desarrollo. La Educación para la salud en el terreno de la infancia ha de situarse en una perspectiva transectorial (e intersectorial) dada la multiplicidad de escenarios en los que se produce la socialización y el desarrollo del niño. Estos escenarios ( hogar calle, colegio, espacios naturales, parques, grupos de iguales ,etc.) ofrecen recursos, oportunidades y factores de educación y protección de la infancia, pero al mismo tiempo suponen factores de riesgo.
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