La Carta de la tierra (2000) contiene principios muy valiosos y constituye un esfuerzo muy loable. Sin embargo, existen dos elementos clave que la carta debe plantear claramente para que sea verdaderamente eficaz y sin los cuales su fuerza generadora de consciencia disminuye notablemente: la crítica a la propiedad privada (y sobretodo la intelectual) y a la economía neoliberal. Dicha economía neoliberal, generadora de innumerables externalidades y catástrofes, sólo favorece a las grandes corporaciones depredadoras de ecosistemas y culturas. Sin estos elementos difícilmente abonará en la construcción de la consciencia planetaria. Y sólo gracias a la consciencia planetaria lograremos evitar las peores consecuencias del calentamiento global y el fin de la era de la exuberancia. !
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