A cuatrocientos años del estreno de L'Orfeo, Claudio Monteverdi puede ser considerado con justicia como uno de los padres de la ópera. Partiendo de la antigua polifonía contrapuntística, el artísta cremonés fue testigo y ejemplo del paso del Renacimiento al Barroco, alcanzando con su obra una cima de extraordinaria riqueza que abrió las puertas a la experimentación sonoro-expresiva y, en consecuencia, a la modernidad. El nuevo estilo adoptado por Monteverdi, que prioriza la expresión considerando el contenido del texto, da entrada a la recreación sonora subjetiva de las emociones, y sitúa la poesía en posición privilegiada respecto a la música.
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