Es reseña de:
Casa, cuerpo: la poesía de Blanca Varela frente al espejo
La Molina : Universidad San Ignacio de Loyola, 2010. ISBN 978-9972-748-13-4
Dentro de esta producción crítica se pueden detectar diferentes concepciones, un primer momento de esta exegesis estará caracterizada por ideas que proponen que Várela prefiere la economía léxica unida a una densidad semántica, se enmarca dentro de un dima para-surrealista y utiliza la voz masculina en el poemario Ese puerto existe-, un segundo momento, donde se vincula la propuesta de Várela con el existencialismo y con lo femenino, será el punto de partida para las posteriores miradas a partir de la teoría de género; un tercer momento que se dará con la publicación de libros íntegramente dedicados a nuestra poeta, destaca aquí Espacio pictórico y espacio poético en la obra de Bhnca VareL· (2003) de Modesta Suárez, donde, según Fernández Cozman, la investigadora realiza una «interpretación intertextual de la poesía vareliana confrontándola con obras de las artes plásticas» (58) y centra su análisis a partir de las «poéticas modernas de la mirada y para ello se sustenta en Michel Collot, quien alude a la estructura del horizonte del poema, a través del cual existe 'una articulación móvil entre lo que es percibido y lo que no está presente'» (48). Se apuntan los temas de este libro (el cuerpo, el tiempo circular, la desacralización de la imagen de los dioses). El yo busca modificar la conducta del 'tú' y hacer que este actúe en determinada dirección» (170), entonces, como complemento del análisis retórico era necesario incluir a los actos de habla, los contextos, las implicaturas, etc.
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