El NT, también el cuarto evangelio, menciona experiencias de dificultad y su sufrimiento, algunas de ellas inevitables, otras fruto de la injusticia. La obra atestigua la experiencia de soledad y abandono de los discípulos tras la Pascua y la crisis ocasionada por la muerte de los creyentes. Esta última vivencia está consignada en L 1,1-12, 11, una sección en la que el evangelio presenta un doble hilo narrativo: la muerte y resucitación de Lázaro y la muerte y resurrección de Jesús. En el relato se fusionan datos de la tradición evangélica y las habilidades literarias Juan, quien ha creado una escena emotiva con numerosos elementos de duelo para sostener la esperanza de los que creen en Jesús.
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