El Modelo de Enfermedad Cerebral de la Adicción (BDMA, por sus siglas en inglés) es el paradigma dominante desde su proclamación oficial por el National Institute of Drug Addiction (NIDA) hace ahora un cuarto de siglo. Sin embargo, todos sus principios han sido falsados en reiteradas ocasiones y ninguno de los beneficios propuestos por sus autores ha sido alcanzado. Su vigencia se sustenta en el apoyo incondicional de la industria farmacéutica y en el manejo de fondos que el NIDA destina prioritariamente a estudios que verifican sus hipótesis. Siguiendo a Popper, el procedimiento correcto no es el verificacionismo, sino el principio de falsación, que obliga a desechar las hipótesis refutadas. Y, siguiendo a Kuhn, cuando un paradigma científico no cumple los requerimientos debe ser sustituido por otro que supere al desechado. Este artículo repasa las inconsistencias del BDMA y las falacias en las que se ha sustentado su hegemonía, ahora firmemente cuestionada.
The Brain Disease Model of Addiction (BDMA) has been the dominant paradigm since its official proclamation by the National Institute of Drug Addiction (NIDA) a quarter of a century ago. However, all its principles have been repeatedly falsified and none of the benefits proposed by its authors have been achieved. Its survival is based on the unconditional support of the pharmaceutical industry and on the management of funds that NIDA allocates as a priority to studies that verify its hypotheses, as well as disregard for all research that questions its principles. Following Popper, the correct procedure is not verificationism, but the falsification principle, which forces the discarding of refuted hypotheses. And, following Kuhn, when a scientific paradigm does not meet the requirements, it must be replaced by another that surpasses the discarded one. This article reviews the inconsistencies of the BDMA and the fallacies on which its hegemony, now firmly questioned, has been based.
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