Este artículo explora el papel de las visitas a la tierra en la creación de territorios indígenas en un área periférica de la Nueva Granada conocida como Vega de Supía (hoy Riosucio y Supía, Caldas). Afirma que mientras las primeras visitas, como la de Tomás López Medel (1559), se centraron en controlar el tributo y el trabajo indígena, la demarcación de resguardos solo comenzó durante el segundo ciclo de visitas (1594 a 1670). La visita de Lesmes de Espinosa y Saravia a la Vega de Supía (1627) muestra que éstas operaron como un mecanismo de despojo a través del reasentamiento de población y el trazado de linderos. Asimismo, al definir y fijar por escrito estos linderos, las visitas fijaron en términos de legalidad colonial los derechos de los indígenas sobre sus resguardos, proveyendo evidencia que en siglos posteriores sería utilizada para definir reclamos territoriales. Así, de manera paradójica, estas visitas establecieron posesión vía desposesión.
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