Al abordar este artículo no pretendemos recoger, a manera de obligada síntesis, lo que hasta el momento se ha dicho sobre cuestiones tan complejas y controvertidas como qué es la Historia y qué utilidad tiene, ni mucho menos enumerar a cuantos estudiosos se han ocupado del carácter epistemológico de la Historia. Intentaremos, sin embargo, con un propósito modesto y ambicioso a la vez, ofrecer una serie de reflexiones acerca de la Historia como disciplina académica y sobre su enseñanza en el "Alma Mater". La Universidad española se debate en un proceso de transición entre dos modelos: uno llamado a desaparecer, pero que permanece aún vigente, y otro nuevo que todavía no se ha impuesto y que está en parte por definir. De hecho, el nuevo milenio ha supuesto un replanteamiento de muchas cuestiones que afectan a distintos ámbitosy, entre ellos, como no podía ser de otra forma, al universitario. En nuestra opinión, la Universidad debe ser fiel a su principal función, que no es otra que fomentar el pensamiento y posibilitar, en consecuencia, el desarrollo de la educación integral de la persona.Si somos capaces de plantearnos la enseñanza de la Historia Contemporánea como un proceso de estímulo para el desarrollo de una serie de capacidades e instrumentos intelectuales-comprensión, abstracción- que les ayude a enfrentarse a las necesidades sociales del nuevo milenio, estaremos consiguiendo un plantel de buenos profesionales.
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