Al calor de la sensible recuperación de las cotizaciones en 2003 y el primer tercio de 2004, los inversores han comenzado a acercarse de nuevo a la renta variable después de un largo período de alejamiento. Lo hacen con cautela en un entorno de mejores perspectivas para la economía con tipos de interés históricamente bajos y volatilidades de precios bastante reducidas frente a un pasado no muy lejano. Son las mismas cautelas que presiden las opiniones que hemos recogido de expertos en la gestión y diseño de estrategias de inversión en activos financieros. Para ellos está claro que hay signos de una menor aversión a la renta variable por parte de los inversores que se manifiestan de forma más clara en la evolución del patrimonio y partícipes de las diferentes categorías de fondos ligadas de alguna forma a productos de renta variable. Las señales, más robustas en Estados Unidos a fecha de hoy, son aún tímidas en Europa. Un escenario donde el mercado de renta variable español destaca por diferentes motivos y donde los indicadores de rentabilidad, negociación de acciones, beneficios empresariales y patrimonio de los fondos evolucionan de forma muy positiva.
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