En términos normativos en Portugal el poder judicial tiene un papel más dignificado y con más garantías constitucionales e institucionales que en España.
En primer lugar, la tarea más noble que un tribunal puede tener , es la de conferir la constitucionalidad de las leyes entregadas a los tribunales portugueses- aunque descrita en la forma muitigada- pero es excluida de los tribunales españoles.
En segundo lugar, el autogobierno de los jueces portugueses es fuerte e independiente, en cuanto en el caso de los jueces españoles se verifica una completa dependencia del poder político, lo que amenaza la real independencia de las magistraturas.
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