El ilusionista es capaz de provocar asombro en diversos ámbitos. Como actividad nómada, saca partido tanto de infraestructuras escénicas como de pequeños objetos. A partir de las particularidades del territorio en tanto dimensión sociocultural con desplazamientos, contextos y reinstalaciones, es posible analizar la relación entre sujeto y objeto mágico, la cual complejizada por lo espacial. La filosofía tradicional traduce el espacio como cosa extensa, pasible de ser ocupada. Esta definición es cuestionada por Deleuze y Guattari en Lo estriado y lo liso (dos espacialidades interconectadas) y por Careri, quien redescubre el espacio como urbanidad organizada y como territorio no cartografiado, cargado de significación. Estas postulaciones actualizan la neutralidad que supone la idea abstracta de espacio. El territorio reemplaza y aumenta la estimación simplificada de extensión. La presente reflexión pretende reconocer, rastreando el objeto en la práctica del ilusionismo, la condición territorial desde los autores mencionados. Palabras
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