La mala alimentación sigue siendo la causa más habitual de mortalidad y uno de los importantes problemas de salud en todo el mundo. Afecta de forma muy específica a un combinado determinado como es el de los sujetos en procesos pre-operatorios y/o hospitalizados, en el cual la incapacidad y la enfermedad son comunes, tomando en cuenta que estas características puedan desencadenar una “desnutrición hospitalaria” a futuro. El mal estado nutricional sobrelleva a la aparición de un sinfín de complicaciones como el incremento de su estadía hospitalaria, mayor gasto por día de hospitalización y morbimortalidad aumentadas más en la desnutrición proteínico-calórica, sobre todo cuando se evidencia una pérdida de peso mayor a su peso ideal. La desnutrición en el paciente hospitalizado es la consecuencia de la compleja interacción entre enfermedad y nutrición. Admite importantes consecuencias clínicas y económicas, Clínicamente, puede ayudar a acrecentar el número y la gravidez de las complicaciones de la propia enfermedad, a disminuye la capacidad de respuesta al tratamiento, disminuye el grado de la respuesta inmunológica y a aumenta en irreversiblemente la morbi‐mortalidad. En nuestro país se comprobó que el 60% de los pacientes demostraban un riesgo nutricional en el pre-operatorio, sin embargo, existe una baja incidencia de complicaciones posoperatorias, reingreso y estancias hospitalarias alargadas.
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